Querido yo: A finales del año 2010, caminando distraído por tus pensamientos, pisarás un excremento de perro, resbalarás, y caerás en una fisura del continuo espacio-tiempo. No me preguntes cómo. Al despertar te sorprenderá que aquel mismo lugar resulte de repente muy distinto. Ese lugar, éste desde donde te escribo yo ahora, es TU FUTURO. Estás confuso, lo sé, recuerdo aquel momento. Ten paciencia, lo comprenderás cuando leas mis cartas. Afectuosamente, Tu yo del futuro.

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Aparcamiento humanista



Querido yo:

No me interesan tus complejos estéticos, por mi parte ya he superado todo aquello, pero deberías empezar a vigilar tu silueta. Enseguida te diré porqué, pero fíjate primero en el número de la población mundial del siguiente contador. Hay mucha gente, ¿verdad? Bien, a continuación haz ‘clic’ en el botón “AHORA”, y sigue leyendo atentamente mi carta.


Poodwaddle.com

Verás. En el futuro la situación se revelará insostenible. La biomasa que representa la especie humana será para este planeta una carga intolerable desde todos los puntos de vista, por lo que ciertas leyes aprobarán medidas fiscales para penalizar este desequilibrio que tu propia masa corporal está contribuyendo a dilatar. Lo llamamos “Arbitrio Volumétrico Individual Sin Progresividad Añadida” (AVISPA), y será una especie de eco-tasa en función no del peso, sino del respectivo volumen que nuestros cuerpos suman sobre la arracimada superficie de la Tierra -y por debajo de ella.

No será un impuesto barato, te lo advierto, y su importe se actualiza diariamente. Ayer la Agencia AVISPA me descontó 7.098 yuanes (la moneda del futuro) de crédito respiratorio por cada cm3 de mi cuerpo. Por ocupar con mi organismo un espacio delimitado del hábitat total disponible. A este impuesto se añaden otros, pues hay lugares donde la demanda de estacionamiento corporal es tan elevada que en ellos se aplican exorbitantes gravámenes, como la "Exacción de Recargo por Unidad Computable de Tiempo de Ocupación" (ERUCTO). Estos lugares están estrechamente (aquí todo se hace de ese modo) vigilados por la Policía Intersticial, encargada de perseguir las faltas de gesticulación negligente, y los delitos de indecisión cuántica, ubicuidad temeraria, obesidad dolosa, y el más criminal de todos, la proliferación molecular clónica, sumariamente castigado con la muerte por vacuidad.

Te parecerán medidas desproporcionadas, pero la verdad es que aquí tenemos un problema de espacio, y estamos, literalmente, en un aprieto.

La especialidad profesional mas valorada es la Optimización Antropométrica Social, que presta valiosos TETRIServicios a la comunidad. Actualmente en esta disciplina se debate acaloradamente la conveniencia del acoplamiento genital forzoso, permanente e indiscriminado como método de ahorro cúbico general. Un sector doctrinal opina que el espacio excedente generado permitiría albergar varios miles de individuos adicionales, mientras la corriente contraria no se pronuncia por falta de sitio para mover la mandíbula.

Crees que exagero, pero fue en tu presente cuando algunas instituciones comenzaron ya a adoptar medidas reguladoras del estacionamiento de personas, como ves en este documento que he rescatado de tu época.

Echa ahora un vistazo a la cifra de la línea Crecimiento de la Población en el contador de arriba: está señalando el número de tus congéneres añadidos al planeta desde que al comenzar a leer esta carta pulsaste el botón “AHORA”.

Comprenderás por tanto estas súplicas: vigila tu silueta, mantén a raya tu sistema reproductor, consume lo imprescindible, ocupa lo mínimo y ve ejercitándote en la respiración a media capacidad pulmonar.

Un saludo desde tu futuro.

domingo, 30 de noviembre de 2008

No grabes más casetes.








Querido Yo:

Empezaré dándote un consejo: Deja de grabar casetes. En el futuro no se utilizan.

Sé que te gusta regalarles cintas a las chicas, que pones el alma en seleccionar las canciones que escuchas, que cada una tiene un significado especial que crees que ellas descubrirán para quedar inmediatamente prendadas de tu sensibilidad. Que te deleitas repasando tus discos, escuchando lo que piensas grabar, planificando los contenidos de la "cara A" y de la "cara B" según
hipotéticos estados de ánimo, encajando las duraciones de los temas... Te diré una cosa: a las chicas les importan un bledo tus cintas. No solo no comparten lo que tú ves en sus canciones, sino que con frecuencia ni siquiera las escuchan.

Entiendo que las casetes te parezcan un buen invento. No tan bonitas como los vinilos, pero muy fáciles de transportar y compartir con los amigos. Cierto que pagaste un dinero para instalar el radiocasete en el coche, y que, salvo aquella vez que te olvidaste unas cuantas al sol (acuérdate, cuando al escuchar una cara comenzó a oirse de fondo el sonido de la contraria al revés), en general funcionan bien... Pero olvídalo. Tu destreza para desmontar las casetes y empalmar el rollo de cinta de plástico magnetizado no te será siempre útil.

Hazme caso, ve ahorrando, porque tendrás que comprarte un nuevo aparato llamado "reproductor de CD". ¡Rayos! -me dirás. En efecto, será una cosa con rayos láser que te dirán que tiene un sonido perfecto y eterno cuando vuelvas a comprar los mismos discos que ya tenías en vinilo al triple de su precio. Perfección que no impedirá que te cabrees por sus constantes interrupciones, saltos y problemas. Eternidad que, no te enfades demasiado, solo durará unos pocos años: antes de que terminen de solucionar aquellos problemas técnicos, inventarán otros aparatos, aún más pequeños. Tanto que esta vez, las portadas de tus álbumes favoritos desaparecerán por completo. Tendrás que volver a comprar un nuevo reproductor para la casa y el coche. Aunque, te lo advierto, apenas los utilizarás, pues al final casi siempre escucharás la música en una especie de caja de cerillas con cable para las orejas.

¿Que qué vas a hacer con tu equipo de Alta Fidelidad? Verás, en la sociedad que se te avecina la fidelidad musical no estará de moda, Te dará vergüenza que las visitas lo vean en tu salón, y de todos modos ese salón será tan minúsculo que no tendrás espacio para acomodarlo. Lo jubilarás. Un día lo subirás al trastero, aunque unos años más tarde volverás a buscarlo para presumir de muebles antiguos. Te sorprenderá entonces comprobar que lo del rayo láser ya no funciona, mientras que tu pletina magnetofónica sí.

En cuanto a cómo escucharás música en el coche, no te preocupes, de todos modos esa vieja estufa de carbón tampoco te servirá de mucho en el futuro. Pero de éso te escribiré otro día.

Contribuyentes

Seguidores

Creative Commons License
Cartas a mí mismo desde el futuro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.