Cartas a mí mismo desde el futuro

Querido yo: A finales del año 2010, caminando distraído por tus pensamientos, pisarás un excremento de perro, resbalarás, y caerás en una fisura del continuo espacio-tiempo. No me preguntes cómo. Al despertar te sorprenderá que aquel mismo lugar resulte de repente muy distinto. Ese lugar, éste desde donde te escribo yo ahora, es TU FUTURO. Estás confuso, lo sé, recuerdo aquel momento. Ten paciencia, lo comprenderás cuando leas mis cartas. Afectuosamente, Tu yo del futuro.

jueves, 22 de octubre de 2009

Generador de silencio


Querido yo:

Acabo de comprar un silenciador.

Supones quizá que los viajes espaciales son sinónimos de vacío, de ausencia de casi todo, tal vez has leído que el sonido no se transmite fuera de nuestra atmósfera... Como si no fuésemos capaces de exportar estruendo a través de otro tipo de ondas.

I. Cháchara espacial

Los intercomunicadores, la música, el humor y los pasatiempos, más tarde la publicidad, y por último ese detestable estado de conexión ininterrumpida entre todo tipo de redes han enmarañado las rutas de las naves con una algarabía galáctica de saludos, órdenes, anuncios comerciales y, el último grito en tecnología del entretenimiento: cosmonovelas por entregas. Revolcones en ingravidez, amoríos imposibles por años-luz de distancia, infidelidades en planetas exóticos, conflictos hereditarios provocados por los viajes en el tiempo y paternidades repentinamente descubiertas a la vuelta de las largas misiones estelares... son retransmitidos en un pavor de señales a todos los confines del Universo.

¿Qué van a pensar de nosotros nuestros sensibles vecinos de Andrómeda, ante semejante espectro de berridos?

II. Rayo Sónicos

Las modestas iniciativas que se alzaron para limitar la contaminación acústica espacial mediante inhibidores de frecuencias audibles, han sido burladas por la horrísona técnica de transmitir ruido con ondas de luz. En ese temible principio se basan los rayos sónicos. Nada puede escapar de ellos, porque los oyes, los ves, los sientes, y a mí hasta me parece olerlos. Con tal poder de alcance, inmediatamente se han utilizado para fines militares y de propaganda política. Pero a estos ya graves males se ha añadido otro aún peor...



El rayo sónico se ha popularizado como medio de comunicación entre la población adolescente, tan dada a comunicar al resto del Universo la menor inquietud de su alma. Radiar congojas al espacio profundo se ha puesto particularmente de moda en los jóvenes y melodramáticos habitantes de la Luna, conocidos por su tendencia a llamar la atención, un egocéntrico comportamiento que los exopsicólogos achacan al complejo de satélite.




Y hoy, exasperado tras cuatro días de exposición ininterrumpida a la radiación emocional de un púber lunático a quien, según no he tenido forma humana de ignorar, su novia había rescindido la exclusividad de su empréstito afectivo, he tomado esta decisión abiertamente ilegal: me he adentrado en un agujero de gusano para conseguir en el mercado negro mi propio generador de silencio.

III. El Automegáfono Psíquico.

Este sencillo aparato, a diferencia de sus antecedentes, no aisla al receptor ni se aplica sobre el medio, sino que actúa directamente sobre el emisor, produciendo un cortocircuito en la capacidad oral del sujeto humano o robótico que se encuentre en su radio de alcance, a la vez que proyecta en su cognición auditiva una falsa pero nítida actividad de su sistema fónico, cuerdas vocales o altavoces.


El Automegáfono Psíquico no es más que un neurosimulador de ruido que actúa como silenciador mental: el sujeto cree estar hablando y se “oye” a sí mismo hacerlo, cuando en realidad guarda silencio. El mecanismo fue desarrollado por el Prof. K. Bowler, quien probó su invento por primera vez durante un partido de tripod-ball, en el abarrotado estadio gravitacional del planeta enano Haumea. Nada más activarse el aparato la confusión se apoderó del campo. Los jugadores, notando su mutua incomprensión, se miraban furiosos, gesticulaban y se zarandeaban con ademán de gritarse... en el más cortés de los silencios. El bizarro espectáculo deportivo se convirtió en un ballet de mimos. Cuando comenzaron los abucheos del público Bowler dirigió el silenciador hacia las gradas, y en unos instantes la hinchada efervescente se transformó en un mudo estupor colectivo. Cada uno de los asistentes quedó sobrecogido por la cómica idiotez de los demás, y viéndose aislado de la masa fue devuelto a su condición individual. Muchos dudaron de su propia cordura y optaron por mantener la boca cerrada y desalojar el estadio aparentando normalidad. El partido finalizó con un resultado de 97º y Bowler desconectó el aparato para no despertar sospechas.

El siguiente ensayo de neurosimulador de ruido se realizó también de manera clandestina en el Congreso Esférico, sede de la Asamblea del Sistema Solar, durante una moción de censura a la formación ganadora de los últimos comicios, Kaos en la Galaxia. Bowler, que había logrado infiltrarse en el edificio disfrazándose de payaso, conectó su máquina a la máxima potencia y dirigió un haz de automegafonía psíquica hacia la tribuna...

Era el turno del líder de la oposición, que completamente mudo ardía en una llamarada de aspavientos. Señalaba con dedo acusador, rasgó sus vestiduras y en un alarde de expresividad se saltó un ojo. Ante tal muestra de elocuencia, nadie dio importancia a la ausencia de palabras, y su intervención fué coronada por una ovación cerrada, aunque apenas perceptible.

Por desgracia Bowler, delatado por el chirrido de la manivela giratoria y mal engrasada de su invento, fué descubierto junto a este cuando trataba de recargar las baterías.

El Automegáfono Psíquico fué requisado y, bajo la aplicación de la Ley de Criminalidad Maquinista, resultó condenado a muerte por oxidación. Bowler también fué juzgado, declarado demente y confinado en el sanatorio mental de Namaka, donde renunció para siempre a atender a cualquier forma de sonido que no proviniese de los púlsares del espacio profundo, a cuyo estudio consagró el resto de su vida solitaria.



IV. Mercado negro de silencio.

A raiz de estos incidentes, el silencio ha sido declarado ilegal.

Sin embargo antes de su reclusión Bowler logró transcribir algunas fórmulas y diagramas de sus descubrimientos que, aunque incompletos, han podido ser desarrollados por otros activistas, y hoy pueden encontrarse réplicas caseras en el mercado clandestino. Algunos de estos prototipos estudian el modo de proyectar los haces de automegafonía psíquica incluso hacia el pasado.

Tal vez, querido yo, tengas suerte y uno de estos barridos caiga sobre tu tiempo y por unos momentos libere tu mundo de esa capa de lodo que ciega la inteligencia.

Un sigiloso saludo desde tu futuro.



Contribuyentes

Seguidores

Creative Commons License
Cartas a mí mismo desde el futuro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.